martes, 22 de noviembre de 2011

EL ARTE DE LA NARRACIÓN ORAL

En estos días, Juan José Prat Ferrer, Director del Centro de Idiomas de IE University con sede en Segovia (España), me hizo llegar varias preguntas para replantear el tema de la narración oral como arte, su profesionalización y su diferenciación con el narrador popular.
Me pareció oportuno compartir alguna de las respuestas, para abrir el juego, sobre un tema que se está instanlando para el debate...



¿Cómo prefiere llamar su oficio y por qué?

Aquí en Argentina solemos llamarnos “narradores orales” o “cuenta cuentos”. Le doy a “narrador oral” cierta formalidad en el término, que no relaciono con “cuenta cuentos”.  Este segundo término lo identifico más con los niños y además ellos, nos llaman así… ningún niño dice: “narrador oral”.  Así que si hablamos de preferencias, diría  CUENTA CUENTOS, para estar más cerca de la sabiduría infantil, que sin duda, es la más despojada de estereotipos.

¿Considera la narración oral un arte en sí?

ABSOLUTAMENTE.  Haciendo las disquisiciones del caso, respecto a narración oral escénica y oralidad popular, pero sí, es un arte, y como toda expresión artística, lleva su estudio, especialización y trabajo constante.

¿Se identifica en parte con los que hacen monólogos en la televisión?

Si se refieren a lo que hoy se conoce como “STAND UP”, NO. Este otro arte, no es ni “primo lejano” del arte de contar historias.  También lleva su propia capacitación, que está emparentada al arte de la escritura… luego lo que vemos por televisión, es la memorización de un trabajo de escritura.  El stand up, es un monólogo aprendido desde la memoria, cada palabra responde a una métrica y a una respuesta “experimentada” con diferentes públicos.  En el arte de la narración oral, JAMAS se utiliza la memoria, ni la medición de cada palabra, sino más bien de la emoción precisa entre palabra, lenguaje corporal y algo que está presente en cada contada:  la “esencia” que generó esa historia y  porqué el narrador se sintió identificado con ella al elegirla.

¿Cree que su trabajo está relacionado con el de actor?

Si, bastante.  En lo personal uso muchas herramientas del teatro.  Muchos de mis compañeros vienen desde esa forma de arte.  Yo he tenido una formación universitaria en oralidad… y luego me acerqué a las técnicas que sentí necesitaba para el arte de contar cuentos.

¿Sigue alguna tradición oral o trabaja con independencia de las tradiciones?

No, no sigo una tradición, pero respeto cada forma cultural que comparte cada pueblo o comunidad, ya que es la forma que cada grupo encuentra para la subsistencia como “grupo”.  La oralidad, en todo caso, es una de las herramientas más profundas de esa unión;  en algunos casos, como culturas africanas, son absolutamente conscientes de ello, y en otros pesan de igual manera, la música, el alimento, el soñar, el danzar…

¿Se considera un profesional de la narración oral?

Si.  Estamos iniciando en Argentina y muchos otros países ese debate… pero aún estamos en las “preliminares”…

¿Considera su trabajo innovador dentro de la narración oral?

SI !!  Partiendo de la base que me considero una artista,  transito cotidianamente la INNOVACION, la CREACIÓN… No descanso en ese sentido… estoy atenta a los estímulos que me ofrece mi propia “escucha”.  Una de las tareas esenciales de los cuenta cuentos es el hacer una arte de LA ESCUCHA.  Hasta que no comprendamos esa instancia y la incorporemos a nivel celular, no llegaremos a desarrollar enteramente al artista que somos desde el nacimiento.


CONTANDO CUENTOS EN COLECTIVO:  compartiendo con Sergio Bonomo.


¿Se identifica en sus relatos con su tiempo o los lleva a un tiempo que pertenece a otro ámbito?

Me encanta jugar con el tiempo… creo que es una trampa de la que no podemos salir… como raza…
Pero sin duda, respeto lo que el otro entiende por tiempo y lo transito como la gran mayoría.

¿Cómo se define dentro del arte de la narración oral?

Como firmé mi último libro:  “maría fernanda gutiérrez mujer maga madre panadera cuentacuentos soñadora idealista decidoralibre”


¿Se dedica a otras actividades además de la narración oral?

Escribir y dar talleres.

¿Cuándo empezó a contar relatos?

Si bien no era como cuenta cuentos, pero comencé después de haber estudiado Turismo en la Universidad… (hace 26 años) allí los relatos eran cotidianos, para mis compañeros primero y para los turistas después.  Pero a los cuentos y al arte de contarlos llegué hace diez años.

¿Cómo era su público al principio?

A pesar de mi experiencia con público y me refiero al turismo… cuando lo hice desde el escenario y con los cuentos, me costó un poco.  No hace mucho que siento “me libere” realmente, puedo tomarme el tiempo que cada historia necesita para ir DEGUSTANDO yo misma el cuento en las miradas de los que escuchan… eso es INCREIBLEMENTE MÁGICO… SUBLIME.

¿Imitaba o copiaba a alguien a quien consideraras tu maestro o maestra?

NO.  He tenido un excelente maestro:  Juan José Decuzzi y otros posteriores; y por supuesto he escuchado a algunos cuenta cuentos que hicieron decir: “QUE BELLO, CÓMO LO HACE!!”  pero sé que si el cuento no pasa por mi, por mi sangre y mis fibras, no es verdadero lo que estoy entregando, por lo que no podría contar como éste o aquél.



¿Qué le motiva a narrar? ¿Son los mismos motivos que al principio?

No.  Siento que hoy mi motivación es más profunda.  Por un lado sigo manteniendo mi verdadero interés en la gente, en cómo lo cuenta y porqué lo cuenta, para poder apreciar de dónde y porqué nacen los relatos; pero a eso le he sumado el costado profesional ligado a las artes escénicas.  Tengo mucho respeto por mi trabajo y por lo que implica “el poder” de transmitir una historia.  Uno en ese momento trabaja con el CREER del que escucha… y eso, puede ser “un arma o una herramienta”.  La palabra posee una simbología profunda y si bien todos sabemos lo que se construye o destruye a través de ella, no todos comprenden su verdadero poder.  Los guaraníes, por ejemplo, pueblo del sur de América, de la zona mesopotámica de Argentina y de Paraguay, son un pueblo basado en la oralidad… “desconfían” de lo que “debe” escribirse.  Ellos que han conservado su lengua hasta la actualidad, por sobre la lengua de quién los colonizó, saben perfectamente sobre la magia y simbología de las palabras orales.

¿Tenía alguna formación literaria o escénica cuando empezó a narrar?

Sólo la que traía desde el ámbito de estudio: escuela y universidad. Era básica y sin interés de mi parte.  Acercarme a este arte me dio una dimensión inesperada de la literatura y también me ayudó a “desmitificar” “lo que debe conocerse de la literatura”.  Hoy doy clases en el ámbito no formal y formal a adultos que no han leído nada. Nunca escucharon hablar de “Romeo y Julieta” o “Las mil y una noches”, pero hemos construido un camino desde el periódico, leyendo una nota de futbol (que es lo que puede interesarles) y “luego” ellos descubren a un Galeano o Fontanarrosa escribiendo sobre su deporte favorito… y esa llegada, desde allí, les ofrece la posibilidad de decir: “que bueno lo que escribe este hombre y cómo lo cuenta!!”…
Ya está la puerta entreabierta para que cada uno continúe su propio camino.  Creo en ello.

¿Ha intentado formarse en el arte de narrar utilizando algún recurso institucionalizado o se ha desarrollado en soledad?

En Argentina existió una carrera técnica en Narración Oral, que ya ha desaparecido, por lo que la formación sólo se da en forma de talleres “más” o “menos” formales.  Creo que es buena la capacitación con diferentes maestros, aunque imagino una formación, que nos oriente un poco más hacia ciertas técnicas escénicas, sin perder el objetivo de lo humano y del relato popular… pero eso se logra casi exclusivamente dando como “MATERIA”, el contacto con el otro y transitando LA ESCUCHA de la que hablábamos antes.






¿Aproximadamente, cuántos relatos ha narrado a lo largo de su carrera?

Nunca lo calculé…

¿Modifica su repertorio a menudo?

Si… me ocurre que cada tanto agrego nuevos cuentos y siempre “le doy descanso” a alguno.  Cuando comienzo a sentir que algún cuento lo tengo más en la mente que en el corazón, lo dejo descansar un tiempo… que pueden ser años.

¿Cuántos relatos mantiene activos en su repertorio?

De esos que “se sacan de la galera” sin el armado de un espectáculo??  Tal vez unos quince o veinte.

¿Por qué elige unos relatos y por qué descarta otros?

Cuando es un relato que pertenece a lo literario, si en la primera hoja no me atrapó… voy al siguiente, soy un poco impulsiva en ese sentido, aunque reconozco que debo darle otra oportunidad pasado el tiempo.  Me ha ocurrido de volver a leer un cuento un año después y encontrarlo bello, aunque la primera vez me pareció sin forma.  Eso habla de “estados de ánimo” que tienen que ver con lo literario, y creo que tiene todo que ver con la tarea del artista.  Jamás conté nada por obligación, ni me vi en la necesidad de sacar un cuento de un repertorio porque alguien me lo pidiera.
Cuando el relato viene de la oralidad me pasa algo parecido, si en las primeras palabras “el narrador me atrapó”… lo sigo hasta que comienzo a pensar cómo contaría yo esa misma historia; aunque me ha ocurrido que hay historias que aún aguardan “el momento” porque quedé muy pegada a la forma del narrador que me la transmitió, y entonces necesito alejarme de la historia o si existe la posibilidad buscar la versión escrita, para sacarle la emoción y volver a construir el relato.

¿Trabaja de manera diferente el repertorio según el público?

Digamos que si.  En general no hago adaptaciones según la necesidad, sino que busco los cuentos que “van” para ese público.  A pesar de eso hay un relato que me acompaña siempre que es la historia básica de LAS MIL Y UNA NOCHES… en ese caso sí, he hecho algunas mínimas adaptaciones, sobre todo cuando lo llevo a público adolescente.  No minimizo nada, pero sé que determinados silencios o expresiones tengo que cambiarlos… muchas veces incrementarlos… y otras acompañarlos con alguna pequeña explicación histórica para la verdadera comprensión de la esencia del relato.




¿Qué géneros cultiva? (cuentos maravillosos, cuentos humanos, casos, anécdotas, cuentos jocosos, historias familiares, leyendas, mitos, etc.)

Casi todos mis relatos se inician con una pequeña anécdota… muchos me dicen que no se dan cuenta cuándo comenzó el cuento, porque los introduzco en él a través de una vivencia (que no siempre es real… pero me gusta jugar con eso).
Desde ya me fascina lo humano, por eso las historias elegidas tienen que ver con el amplio espectro en el que nos movemos los humanos… incluyendo el espiritual, por supuesto.  Me gusta mucho el humor también y suelo utilizarlo con los adolescentes a quienes la mayoría de los adultos “temen” por no haber tenido buen trato con su propia adolescencia.  Es casi un desafío contar para ellos y sentirlos… ver como se van acomodando en sus asientos a medida que se entregan a la historia… es un regalo para mi misma el compartir un cuento con ellos.

¿Prefiere los relatos de tipo realista o le gustan más los que incluyen lo maravilloso?

Ambos.  Aunque para mi la vida es maravillosa… por supuesto que creo en duendes y seres de todo tipo… así que no hago mucha diferencia…
Quién no ha conocido alguna Cenicienta??
O tiene un amigo gnomo??
O una amiga bruja??...  Literalmente…

¿Trata igual un tipo de relatos que otros?

No. Hay muchos que puedo llevarlos al humor, pero hay ciertos temas que no se prestan para eso.  Creo que siempre hay que comprender cuál es la verdadera esencia que dio origen a una historia… muchas veces es desde ciertos dolores intransmutables, en esos casos, hay que tomarse el tiempo necesario hasta tener la certeza de estar preparados para poder contar ese relato.  Si no es así, continuará anidando en nosotros hasta que pueda pasar a la instancia del cuento.






Si crea sus propios relatos, ¿de dónde saca los elementos que los constituyen?

Escribo bastante y me ha costado contar lo mío.  Una amiga escritora dice que no para de “copiar” ya que todo está inventado.  Creo que todo es motivación, los elementos que forman un relato, vienen de la vida misma, de la observación, del intentar comprender distintos puntos de vista sobre cuestiones preestablecidas… me gusta jugar con eso: “ponerme en otros zapatos”.  Con el tiempo me he permitido dejar que mis ojos estén más conectados con lo interno… con lo que no se ve a simple vista… y sobre eso escribo.

¿Utiliza la vida real como fuente para sus relatos?

Todo es la vida real…

¿Qué busca en un relato? ¿Por qué elige unos y desecha otros?

Igual que cuando escribo… me gusta contar sobre lo que “aparentemente” no puede decirse, o sobre lo que “unos pocos” piensan diferente sobre lo que “muchos” dan como establecido.

¿Cómo adapta los relatos que no son suyos? ¿A qué modificaciones los somete?

Es un tema muy difícil… y vuelve a surgir la cuestión que tenemos con los escritores.  Es comprensible que el autor de un cuento o novela quiera que no se modifique nada de su historia, porque ha “trabajado” en ello y en cada palabra que ha buscado para que sea expresada en su verdadero contexto;  pero lo real es que cuando ese relato llega al libro y de allí al público, sólo le pertenecen los derechos de autor, pero no ya la historia misma, porque cada lector hará con ella lo que desee, al pasarla por su propio espíritu.  Esto ocurre con todas las expresiones artísticas, desde una pintura hasta una obra musical. La CREACIÓN excede “la pertenencia”, para eso somos creativos, para compartirnos, para ver con otros ojos… por eso si un otro ve con otros ojos mi trabajo, yo debería estar orgullosa de esa otra mirada (lo digo también como escritora).
Sin embargo, muchas veces he tenido que acomodar la historia para que tenga la misma fuerza desde la oralidad… no nos olvidemos que la escritura nos permite un “tiempo preciso” desde la elección de las palabras, que no posee la oralidad… aunque sea profesional y escénica.

¿Qué utiliza en los relatos para llegar a una versión que le parezca buena?

Muchas contadas…

¿Trabaja por secuencias o escenas?

No, trabajo el todo, pero reparo en algunas escenas que sé… intuyo… son la verdad que está buscando el que escucha.  En ese caso hasta me detengo literalmente en ciertos momentos, provoco silencios excesivos si fuera necesario para que cada uno tenga su propio regocijo y pueda ver la escena como lo central de lo que se cuenta.  Ese momento es ÚNICO.










¿Presta mucha atención a los detalles o los deja para el momento de la actuación?

Suelo dejarlos para el momento de la actuación.  Si bien la creación del cuento es con una preparación real, una previa básica… pero el público siempre “tiene una parte del cuento”, cuando el narrador descubre eso… cuando descubre que el cuento va y viene, está en su punto máximo de maduración.

¿Hay elementos estructurales importantes en sus relatos que requieren una preparación cuidadosa?

Si y no.  Sin duda hay estructuras que pueden oficiar de sostén en una historia, pero  “aunque no esté en el Manual del Cuentacuentos”  prefiero no estar muy atada a lo cuidadoso, porque he comprobado que “lo cuidado” suele desarmarse instantáneamente ante una mirada o una expresión del público; y esto no tiene que ver con la profesionalidad, tiene que ver con que estamos trabajando con emociones y elijo poder permitirme modificar si un cuento en función de un público determinado, me lleva a otro lado que yo misma no esperaba.

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